Para algunos resultaba ya cansino. La mayoría pasaban. Unos pocos, entre ellos, Santi, se lo tomaba más en serio.
- El que lee y escribe bien, triunfa en la vida.
- Profe Javi, mi padre dice que con dinero y una poquilla de suerte...
El profe Javi no cesaba en su empeño. Cada día se inventaba algún juego, estrategia, actividad... que tenía que ver con la adquisición del hábito lector y eso que llaman Aprendo a escribir.
El caso es que a base de un pertinaz goteo, el rudo peñasco se empezaba a horadar.
Al cabo de cierto tiempo, como que eso de sembrar, regar, cuidar... parecía concluir en algo interesante.
En esta ocasión la cosa le vino como anillo al dedo.
M. Lucena celebraba sus BODAS DE ORO.
Escribirían un libro en forma de flor.
- ¿Podría llevar por título Margarito?.
Cada capítulo, un pétalo. No necesariamente blanco.
Y en medio, una gran tarta de felicitación ¡ENHORABUENA!
- ¡Genial! exclamó sonriente el profe. Nos ponemos manos a la obra.
Yo, uno de los que levantó las dos manos, dije para mis adentros:
- ¡En menudo lío nos hemos metido!
El padre de mi amiga Lourdes suele decir que las cosas que se hacen con ilusión y entusiasmo siempre salen bien.
Y también he leído, no recuerdo dónde, que de los cobardes no hay nada escrito.
Pues, ale, Margarito, ¡Bienvenido al club!.